jueves, 9 de febrero de 2012

HABLEMOS SOBRE CONSULTAS. CARDILÓGICAS-II

En el anterior artículo nos hemos referido al Corazón "derecho", esa parte que comprende a la Aurícula y Ventrulo derecho, separadas ambas cavidades por la Válvula Tricuspídea, de la que ya dijimos que no suele ser objeto de "infección", por el motivo de no poder anidar allí gérmenes que precisan oxígeno para su desarrollo y crecimiento. Como también advertimos que las dos importantes venas que desembocan en la Aurícula derecha, Cava superior e inferior, carecen de válvulas, situación que debemos tener en cuenta en todos los casos, por su afectación a todo el territorio esplácnico, que incluye una congestión hepática, o hígado de éxtasis, además de intestinal y gástrica, con sus consecuentes manifiestaciones.

CORAZÓN IZQUIERDO.-

¿Qué entendemos por Corazón izquierdo? Obviamente, comprende la Aurícula izquierda y el Ventrículo del mismo lado. Estas cavidades están separadas por la válvula mitral, la cual recibe ese nombre por semejar a una "mitra". Y la Válvula Aórtica, que regula la salida de sangre arterial del Ventrículo Izquierdo a la Arteria Aórtica.

En principio, y como puede suceder en las dos Válvulas anteriores, Tricúspide y Válvula Pulmonar, las Válvulas Mitral y Aórtica se suelen afectar por múltiples causas. Esa afectación comprende su "estenosis" y su "insuficiencia". También puede suceder que esas Válvulas estén, al mismo tiempo, estenosadas e insuficientes.

Por estenosis se entiende cuando la Válvula no "abre bien"; es decir, la Válvula tendría que abrirse funcionalmente normal, dejando fluir la sangre con normalidad; y por insuficiencia se entiende cuando las Válvulas no cierren bien.

¿QUÉ SUCEDE EN AMBOS CASOS?

Si la Válvula no abre bien la consecuencia inmediata es que la sangre va a "retenerse" en la parte anterior. Por ejemplo, si la estenosis se produce en la Válvula Mitral, la que separa a la Aurícula Izquierda del Ventrículo Izquierdo, se agrandará su tamaño; y cuando ese tamaño no puede "estirarse" más, la sanbre se acumulará en las "venas" arteriales y, al final, terminará congestionando a los Pulmones. Estas y otras serán las consecuencias inmediatas.

Por el contrario, si esa Válvula Mitral no "cierra" bien, lo normal será que la sangre que tendría que salir por el Ventrículo izquierdo camino de la Arteria Aórtica, le resultará más cómodo retroceder hacia la Aurícula izquierda, ya que no encontrará resistencia. Se produce así un "baibén" con la misma sangre, que baja al Ventrículo para volver a la Aurícula.

Igual comportamiento tendrá la hemodinamia cuando la Válvula afectada sea la Aórtica. Si la Válvula no abre bien, estenosis, la sangre que tendría que salir del Ventrículo izquierdo hacia la arteria Aórtica se verá comprometida, con un flujo de sangre menor, reteniéndose en el citado Ventrículo izquierdo, que lo terminará agrandando, hipertrofiando.

Si, por el contrario, la Válvula Aórtica está insuficiente, la sangre tenderá a regresar de la arteria Aórtica al Ventrículo izquierdo.

En ambos casos, se va a producir una "adaptación" de los vasos periféricos a ese volumen circulante, lo que conocemos como "perfusión periférica disminuida" que provocará, al mismo tiempo, un aumento del trabajo miocárdico. Y de esa disminución del flujo sanguíneo se verá afectado el Riñón, produciéndose, al mismo tiempo, una defensa por parte del mismo, intentando "retener" volumen, cuyo error desembocará en una Insuficiencia funcional del mismo. Se activará eso que se conoce como "Renina-Angiotensina-Aldosterona".

Hay que tener en cuenta que, en estos casos, de "estenosis" e "insuficiencia" se puede ver "comprometida" la circulación por el territorio del Miocardio, por lo que provocará situaciones de angustia en región retroesternal por "isquemia" -disminución del volumen circulante- del músculo cardíaco, que no tiene nada que ver, en puridad, con las estenosis directa de las propias arterias Coronarias, las cuales se suelen obstruir directamente, lo que originará, en principio una "isquemia", si continúa una "lesión" y de persistir en el tiempo una "necrosis" del músculo cardíaco, lo que conocemos como "infarto agudo de miocardio", por su presentación brusca, súbita, debido en la inmensa mayoría de los casos, a sangrado debajo del ateroma correspondiente.

Hemos visto que por varias causas se puede llegar a presentar el mismo cuadro clínico de sensación de "muerte", más que de dolor, que provocará la consecuente descarga de catecolaminas, que agravará el problema, por la sencilla razón de que esa descarga provoca un aumento de la demanda, que no le llegará precisamente por eso, porque la arterias está obstruida.

También puede provocar "dolor" en toda esa zona pectoral debido al "estiramiento" del miocardio, entre otros motivos por una "retención" anormal de volumen en sus cavidades, distensión que irá en aumento si no se actúa de forma inmediata.

Y, por último, hay que tener en cuenta que las "lesiones" de esas Válvulas, porque con ese nombre se conoce al anormal funcionamiento de las mismas, que pueden ser doble; es decir, "convivir" Estenosis con Insuficiencia.

TERMINOLOGÍA CARDIOLÓGICA CONVENCIONAL.-

Compliancia: o "distensión", en resistencia al retorno hacia sus dimensiones originales. Es el recíproco de "elasticidad"; es decir, la capacidad para recobrar su extensión y forma tan pronto como cesa la acción de la fuerza que lo deformaba.

Por obvio, cuando se distiende el Miocardio los vasos sanguíneos que lo redea para irrigarlo, disminuyen su "luz", por lo que la sangre tendrá "problemas" para llegar a sus lugares de destino. Y esto provocará, como antes se dijo, en una clínica muy parecida a cuando se produce una isquemia aguda por causas obstructivas. VOLUMEN TELESISTÓLICO: Es el volumen de sangre que queda dentro del ventrículo al finalizar la sístole.


Esta situación tiene que ver con lo que se conoce como Volumen telesistólico y volumen telediastólico.
VOLUMEN SISTÓLICO: o volumen ejectado. Es el volumen de sangre que sale por el Ventrículo, izquierdo o derecho, en un ciclo cardíaco; es decir, lo que se expulsa del Corazón durante el bombeo.



VOLUMEN TELEDIASTÓLICO: es el volumen de sangre que se almacena en el ventrículo al final de la diástole.

RETORNO VENOSO: indica el volumen de sangre que regresa de las venas hacia una aurícula en un minuto, bien a la Aurícula derecha, provenientes de las venas cavas; bien a la Aurícula izquierda, procedente de los Pulmones.


GASTO CARDÍACO: es la cantidad de volumen de sangre -o débito cardíaco- que bombea el ventrículo en 1 minuto.


D = VS x FC (VS: volumen sistólico de eyección; FC: frecuencia cardíaca); en condiciones normales D = 70 ml/latido x 75 latidos/min ≈ 5 L/min. El gasto cardíaco normal del varón joven y sano es en promedio 5 litros por minuto. No obstante, ya advertimos que existen grandes variaciones en ese gasto cardíaco, en función de la actividad física.

ÍNDICE CARDÍACO: es el gasto cardíaco por metro cuadrado de superficie corporal.


IMPEDANCIA VASCULARse define como el impedimento ofrecido por el sistema hidráulico de ramificaciones del árbol arterial al establecimiento del flujo sanguíneo y las presiones en el mismo.

PRESIÓN VENOSA CENTRAL (PVC): describe la presión de la sangre en la Vena Cava Superior, cerca de la Aurícula derecha del corazón. La PVC refleja la cantidad de sangre que regresa al corazón y la capacidad del corazón para bombear la sangre hacia el sistema arterial: la presión venosa central determina la precarga ventricular.


LA PVC es importante porque define la presión de llenado del ventrículo derecho, y por tanto determina el volumen sistólico de eyección, de acuerdo con el mecanismo de Frank-Starling.

VOLUMEN SISTÓLICO DE EYECCIÓN: es el volumen de sangre que bombea el Corazón en cada latido, fundamental para asegurar el correcto aporte de sangre a todos los tejidos del cuerpo. El mecanismo de Frank-Starling establece que un aumento en el retorno venoso (la cantidad de sangre que llega por las Venas Cavas a la Aurícula derecha) produce un aumento de la precarga ventricular (simplificado, el volumen de llenado del ventrículo izquierdo), y eso genera un incremento en el volumen sistólico de eyección; debido a la distensión (compliancia) de las fibras miocárdicas generando de forma refleja una mayor fuerza de contracción.