viernes, 20 de marzo de 2009

CARGAS DE TRABAJO DE ENFERMERAS

¡A quien se le diga que hay personas que se dedican a hablar de "cargas de Enfermería", es que no llegas a entenderlo, ni mucho menos comprenderlo!. ¿En qué mundo vivimos?.
¿Se puede decir a un paciente: lo siento, se me acabó el tiempo del que dispongo para escucharlo?. Porque no quisiera llegar a entender que por tal "carga" esas personas se están refiriendo a "cronometrar" el tiempo que se pueda tardar en cada actividad "artesanal" o mecánica. Porque si eso fuera así, sería tanto como expresar: "parar el tren, porque yo me bajo. ¡Qué pena!. Un ejemplo de que ello no es así nos resultará familiar, conocido: la mayor preocupación de un Profesional sanitario deberá ser la descarga catecolamínica que se produce en una persona ante las adversidades, ya fueran psíquicas o físicas, y el mejor antídoto de esa reacción fisiológica es la seguridad que damos al paciente, sin perjuicio de tener que ayudarnos de su antagonista farmacológico por excelencia. Los receptores en el cuerpo humano funcionan al ser estimulados o inhibidos por agonistas o antagonistas naturales (como las hormonas o neurotransmisores) o artificiales (tales como las drogas). ¿Cómo se cronometra ese tiempo?. ¿Cuánto tiempo se tarda en llegar a una conclusión de qué o cuál es el sufrimiento principal de una persona?. ¿Cuidamos a máquinas o a personas?. La persona es algo más que unos sistemas, aparatos u órganos. La persona es que esos sistemas, aparatos y órganos funcionen en armonía con su entorno, realidades y vivencias; y eso no se puede cronometrar.
Urge la ordenación de la Profesión.
Y todo esto, al igual que otras lindeces que podemos leer por ahí a cuatro espabilados, no es otra cosa que la tremenda laguna que tiene esta Profesión en cuanto al proceso o método científico.
Les explico y fundamento a mis alumnos que de todas las normas que conozco, legales, publicadas y, consecuentemente, obligatorias, podían contarse con los dedos de las manos aquellas que se cumplen en su integridad. Y les pongo como ejemplo la Ley Reguladora de Colegios Profesionales, que ordena a los Colegios que regulen el ejercicio de la Profesión; como también está previsto la atribución de un "código deontológico".
Bien cumpliendo la Ley de Colegios Profesionales, bien a través del Código Deontológico, tenemos dos herramientas legales que no utilizamos; y no la utilizamos por el simple motivo de que el inquilino-empresario-podólogo-presidente del Consejo General de Colegios Enfermeros no le da la real gana; y no le da la real gana en la medida en que si bien no tiene ni pijotera idea de ésto, sí que podría utilizar los miles de euros que se gasta en otras "empresas" y para otros fines que nada tienen que ver con las funciones que la Ley le atribuye a los Consejos Generales. ¡Qué digo!, si dentro de los Presupuestos del Consejo existe una partida al tal fin: ordenar el ejercicio de la Profesión. ¿Qué empresa resulta ser la acreedora de esas cantidades?.
La carga de Enfermería.
Responde esta expresión a una manifestación del vacío en el que nos tiene sumido el citado inquilino-empresario. No obstante, es cierto que quienes lo hacen pretenden colaborar, pero no es menos cierto que esa competencia corresponde a los Empresarios y no al colectivo. No es de recibo que cada Enfermera o grupo de Enfermeras entren en este debate, porque la Profesión no puede ser vista única y exclusivamente por personas individuales o agrupadas con mejor o peor intención. Se trata, justamente, de invertir ese criterio. Será la Profesión la que establezca su método de trabajo y quienes pretendan ejercerla no tendrán otra opción que ajustarse a ese estricto control.
Una Profesión no es el capricho de cuatro aficionados.
Lo que una Profesión deba ser no puede quedar en manos de cuatro aficionados, que más parecen no tener mucho trabajo en sus puestos, cuando se dedican a "elucubrar" el tiempo que cada Enfermera debe dedicar a cada paciente, en función, según se puede leer por ahí, de unos grados o diagnósticos clínicos. ¡El ser humano es algo más que un "montón de síntomas"!. El ser humano tiene "alma", que será la que nos manifieste el padecimiento que sufre.
Valoración.
Porque si aquellos datos, traducidos a tiempo, se deducen de determinadas técnicas, lo primero que deberíamos cuestionar es si esa técnica es la adecuada. ¿Sabemos realmente qué es lo que estamos Cuidando?. Por mi parte, y debido a nuestra larga experiencia con pacientes críticos, así como por la cantidad de compañeros que han pasado por la unidad y su disponibilidad y motivación para aprender, tenemos que dudar sobre los datos que dicen haber registrados. Tampoco hemos observado una gran motivación cuando se han matriculado como alumos en determinados cursos, o cuando acuden a congresos, jornadas y seminarios.
La Enfermera no debe mirar esos tiempos "reales", porque nos da la sensación que lo que debemos tener claro en cada supuesto es qué es lo que está sucediendo; y, más aún: debemos predecir lo que puede suceder; y esto no tiene tiempos reales, sino que los tiene intelectuales.
Tuvimos la experiencia de que se nos contara por parte de unas Enfermeras el que su puestro de trabajo fuera considerado "especialización". Para ello tuvimos la necesidad de preguntar a qué se dedicaban; y la respuesta no pudo sorprendernos más: nos dijeron que se dedicaban al "despistaje" de muestras. Respondimos que, en todo caso, se estaría refiriendo a la "especialización" de todo el contenido analítico que se realizara en esos servicios centrales; pero no, la respuesta volvió a ser la misma: "no; nos estamos refiriendo únicamente a la labor del "despistaje". No teníamos respuesta ante la confirmación.
La respuesta brilla por su ausencia.
Y todo esto de los tiempo, ¡lo diga quien lo diga!, o lo recomiende quien lo recomiende, incluido el Consejo de Europa, la respuesta nos tienen que venir de la estructura colegial, cuya preocupación brilla por su ausencia e interés.
Cada vez que se invocan unos "principios", como humanización, la excelencia o la calidad, ¡nos echamos a temblar!, porque justo se producirá al revés de lo que predican: más deshumanización, menos especialización y más enfermedades nosocomiales. Si dicen más humanización, la respuesta es crear más "residencias geriátricas"; si hablan de "conciliazación de la vida laboral", más desarraigo; si hablan de proteger la vida, más facilidades para destruirla; y así sucesivamente.