jueves, 6 de marzo de 2008

AMC: POR ISABEL PANEA PIZARRO

ANTROPOLOGÍA CRÍTICA MÉDICA (AMC).

En la Antropología Médica existe un importante movimiento teórico o aplicado que busca las problemáticas de la salud pública, medicinas tradicionales e interculturalidad en la salud desde un paradigma distinto al de la Antropología Tradicional. Se trata de la Antropología Médica Crítica.

La Antropología Médica Crítica, considera temas como la salud y los sistemas médicos de minorías étnicas, en su relación con los sistemas oficiales de salud, desde la perspectiva de los derechos humanos y la participación democrática, cuestionando aspectos políticos y éticos vinculados con los sistemas y prácticas médicas, destacando la importancia de la participación de la comunidad en la definición de sus necesidades de salud, tanto a nivel individual como comunitario y de las alternativas terapéuticas a su alcance.

Esta es una actitud que rompe con la relación habitual de paternalismo-dependencia que las comunidades han mantenido con los organismos públicos de la salud oficial, fortaleciendo así su identidad cultural y valores democráticos.

El paradigma social y cultural desde el cual ha ejercido la medicina moderna, nos permite hablar de la necesidad de un nuevo paradigma para el desempeño de sistemas médicos pluralistas.

LA ATENCIÓN EN SALUD EN EL SISTEMA MODERNO OCCIDENTAL

La AMC cuestiona el operar de la medicina oficial, tanto en lo que respecta a su focalización en los aspectos fisiopatológicos de la enfermedad, como a las relaciones de poder que establece con otros sistemas médicos (indígenas o tradicionales) y con los pacientes. El análisis de la AMC busca los orígenes de dichas relaciones de poder en el paradigma social y cultural desde el cual se desempeña la medicina oficial, identificando al sistema capitalista como el fundamento de dichas relaciones.

La tendencia hacia la hegemonización del sistema biomédico, negando la pertenencia de medicinas basadas en otros paradigmas, su énfasis exclusivamente científico y biofísico para la etiología y tratamiento de las enfermedades, el establecimiento de las relaciones de poder entre aquel que tiene el saber racional y quien consulta, son características no sólo del sistema médico occidental ni del sistema médico capitalista, se trata de pautas propias del paradigma moderno en su totalidad, cuya fe y confianza en sus propios logros y propósitos derivó durante décadas en una tendencia hegemonizante y dominadora de cualquier paradigma distinto. Es por esta razón que tomaremos las críticas de la AMC a los sistemas médicos oficiales como crítica al desarrollo de la medicina dentro del paradigma moderno, y su propuesta de democratización de la atención en salud como la necesidad de considerar la salud, la enfermedad y el tratamiento de ambas desde un paradigma distinto.

La biomedicina pone el énfasis en la observación de la salud humana, centrando el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad en los aspectos fisiológicos y patofisiológicos del cuerpo humano. En consecuencia, otros aspectos de la experiencia humana, sociales, culturales, ecológicos, emocionales o afectivos, nada tienen que ver con la salud ni la enfermedad del sujeto.

EL PLANTEAMIENTO CRÍTICO DESDE LA ANTROPOLOGÍA MÉDICA

Para comprender el enfoque de la AMC es útil distinguir tres elementos fundamentales:

Uno, contiene una aproximación ecológica a los procesos de salud y enfermedad, la que considera la adaptación como el concepto central para comprender los procesos de salud-enfermedad. Desde esta perspectiva la salud es vista como un indicador de la adaptación ambiental de los individuos y grupos.

Dos, en el sentido de la teoría interpretativa de la cultura, la enfermedad pertenece a la cultura. La observación se fija, por tanto, en cómo la comprensión de la enfermedad, tanto por el paciente como por el médico o sanador, es posible sólo a través de una serie de actividades interpretativas conocidas.

Tres, las relaciones de poder ejercidas por la medicina moderna sobre otras medicinas y sobre los pacientes, implícitamente, lo que se hace es forzar la hegemonía del paradigma desde el cual se ejerce la biomedicina, que se expresa como la forma de reducir la experiencia humana a aquellos aspectos físicos, corporales y cuantificables.

Sobre la base de estas tres miradas sobre los sistemas médicos se construye una perspectiva compleja que incluye los componentes culturales, sociales, políticos, económicos y ecológicos presentes en los procesos de salud y enfermedad y en la experiencia individual de cada sujeto.

Así la AMC observa cómo la biomedicina reproduce las pautas de relaciones propias del sistema mundial moderno.

PLURALISMO MÉDICO

Ahora, a pesar de la tendencia hegemónica de la medicina moderna, las sociedades complejas exhiben una amplia diversidad médica, donde los sistemas alternativos coexisten con la medicina oficial. La dominación biomédica es legitimada por los Estados a través de leyes que le entregan el monopolio de la atención en salud, y que incluso prohíben la práctica de medicinas alternativas. En este escenario la AMC busca las formas de fortalecer la diversidad existente y elevar a un plano político más amplio el pluralismo en salud, a través del desarrollo del derecho ciudadano a elegir entre diversos sistemas médicos y la participación democrática de los grupos en la definición de prioridades en salud.

Desde el paradigma biomédico, es el médico quien determina quién está enfermo y quién no, pero muchas conductas reflejan desequilibrios sociales como la pobreza, el desempleo, el racismo, …, y son medicalizados y transformados en patologías, transfiriendo al ámbito individual los problemas de la sociedad.

Por lo mismo, en el nivel de la experiencia individual, la AMC se concentra en las formas en que los pacientes responden, significan y actúan en relación con la enfermedad. La enfermedad y su tratamiento, se viven en la experiencia de los individuos, por esto la AMC trabaja con comunidades étnicas, sindicatos, grupos de autoayuda … orientados hacia los sujetos como actores sociales y actores de su salud, superando así las estructuras de dominación de la salud y sociedad.

LA MEDICINA ENTRE LA CULTURA Y EL DERECHO A LA DIVERSIDAD

La AMC pone especial atención en los derechos ciudadanos y la participación democrática en el ámbito de la salud. Su objetivo último es crear sistemas médicos plurales, donde las relaciones entre distintas tradiciones médicas sean horizontales y dialogantes, y no jerárquicas como se dan dentro del paradigma moderno. Elementos teóricos y prácticos de la antropología médica se combinan cuestionando aspectos políticos, económicos, sociales, medioambientales y éticos vinculados con los sistemas y prácticas médicas, destacando la importancia de la participación de la comunidad en la definición de sus necesidades de salud, tanto en el nivel individual como comunitario y de las alternativas terapéuticas a su alcance.

La AMC propone pasar de la hegemonía del sistema biomédico a la pluralidad de sistemas médicos.

Lo radical de la mirada de la AMC reside en que, para lograr tal cambio en las relaciones en el ámbito de la salud es necesario superar ciertos patrones que son propios del contexto cultural moderno y global dentro del cual la medicina se desarrolla.

Para fortalecer el logro de este pluralismo es necesario fomentar en las personas y los grupos la participación ciudadana en sus prioridades de salud, en el rescate de la medicina tradicional, en el caso de los grupos étnicos y en la resolución de problemas de salud, en el diálogo horizontal con los servicios de salud institucionales. Esta es una actitud que rompe con la habitual relación de poder entre la biomedicina y las otras medicinas y entre la biomedicina y sus pacientes.
En la base de una propuesta plural de salud, intercultural, democrática y participativa, está el reconocimiento de la biomedicina que por sí sola no es capaz de satisfacer todas las necesidades de salud de la población. Es, sin duda, pertinente y eficaz para una serie de dolencias y síntomas donde la mirada reduccionista y fisiopatológica es efectiva, pero si reconocemos que la salud y la enfermedad son procesos biopsicosociales y culturales más amplios, obviamente hay una gama amplia de enfermedades que quedan fuera de los márgenes de la biomedicina occidental oficialista. La salud es parte de la experiencia vital de las personas, y la vida no se restringe a sus aspectos fisiológicos, la salud no puede reducirse al enfoque biomédico. Este es el sentido político y ético de la propuesta de la AMC, que sobre la base del respeto y valoración de diversidad cultural, busca las coordinaciones más democráticas al interior de la cultura global.